Ritual de lo habitual

Jamás experimenté lo que se dice un bloqueo de escritor. Llegar a un momento de la historia dónde no sé hacia donde ir, donde siento que todo lo que escribí llegó a un punto muerto y me encuentro completamente desmotivado para continuar. 

Cuando empecé a escribir las ideas que tenía en mi mente de lo que me hubiera gustado leer o ver empezaron a fluir y así es como empecé a escribir mis manuscritos.

Lo que sí me sucedió fue llegar a un momento de pensar ¿Por qué escribo? ¿Qué me motiva a escribir el libro tres de una saga que aún no salió el libro uno? ¿Por qué seguir invirtiendo mi tiempo y esfuerzo en textos que tal vez jamás lleguen a ver su versión en papel? 

Con el paso del tiempo y mucha búsqueda interna, entendí que escribir sana, y que si bien la vida cotidiana me deja agotado para llevar el ritmo de esas historias en los tiempos que a mí me gustaría, me hace bien trabajar en ellas. Es solo cuestión de entender que hasta no tener una vida dedicada a escribir, no tiene nada de malo no terminar una novela por año. Lo importante es seguir escribiendo. 

Hacer lo que uno ama en este tipo de sociedad capitalista, la verdadera odisea. 

Desde que publiqué Senda Sangrienta vendí 300 ejemplares en físico, regalé 3000 digitales, recibí 300 cafecitos de 50 $ o 100 $ y 17 personas pagaron su ejemplar en digital. Cuando hice una campaña para poder reeditar el libro en físico, 14 personas apoyaron (aprendí a usar Excel para poder brindar esta información). 

¿Esto es una queja? No, en absoluto. 

Mi siguiente novela saldrá por una editorial, soy una persona extremadamente afortunada, esto que estoy escribiendo nace en parte porque mientras caminé por la feria del libro me encontré con muchas personas que siguen siendo independientes recorriendo los pasillos esperando la oportunidad de ser leídos.

Este texto es una observación de lo que sucede hoy en día con el oficio de ser escritor. Un problema que no sucede solo en Argentina. Aclaro porque siempre hay gente que dice que todo lo malo sucede por el país, como si fuéramos los únicos en el mundo en esto de tener problemas de empatía.

En Estados Unidos hay huelga de guionistas por los sueldos bajos. Empresas de streaming, las grandes productoras de Hollywood cada vez pagan menos sueldos y con la excusa del Chat Gpt el panorama se pone más oscuro.

¿Es la literatura el problema? La realidad es que a pesar de todo, la literatura goza de un estado de salud mejor que la música, industria que jamás pudo recuperarse a la llegada de internet, y que pasó por un nuevo momento crítico en 2020 con la pandemia.

Hace poco escuché a Sebastián De Caro hablar de su nueva película “Matrimillas” la película tuvo millones de espectadores en Netflix, a pesar de eso ninguno de los involucrados cambió su vida de manera financiera por el proyecto.

¿El motivo? Los millones de espectadores, lectores, oyentes, significan nada cuando las empresas como Netflix & Spotify, se llevan la ganancia para mantener sus estructuras.

En resumen, una cosa es tener millones de gente que te miró en Netflix, otra es tener millones pagando una entrada al cine. 

Hace poco sucedió algo muy interesante con todo el asunto de la Inteligencia Artificial y es que la gente empezó a sentir miedo. 

Miedo de perder su trabajo, miedo de no poder tener un sueldo con el cual pagar las cuentas.

Ese miedo por el futuro que está por venir, es la realidad con la que conviven los artistas y gente que vive con una profesión que el paso del tiempo les dejó obsoleto su oficio.

Periodistas que estudiaron y trabajaron para hacer una carrera profesional y vivían en la era antes de internet podían mantener a sus familias y hoy les dicen que su trabajo no vale nada y que tal vez un muchacho que difunde mentiras en YouTube si ganará un sueldo porque tiene miles de vistas y YouTube al igual que Dios le importa poco la justicia o ser equitativo.

¿Ejemplo? En los años 90 Clarín pagaba 50 $ por la nota periodista, era la época del 1 a 1, por lo tanto, es lo mismo que decir que Clarín pagaba 50 dólares por la nota. El mismo periodista informó que en el año 2016 público en la revista Billboard y le pagaron 9 dólares.
La sensación de incertidumbre, la sensación de que tus ingresos van a seguir bajando para jamás subir, es algo con lo que mucha gente vive todos los días y, sin embargo, jamás nos dio culpa descargar algo.

Que conste no quiero ponerme en un asunto Lars Ulrich vs Napster,  me importa poco y nada la economía de WB, me importa muchísimo que aquel que escribió un guión no se muera de hambre.

Si quieren descargar los libros de Lovecraft en PDF me parece perfecto, lo mismo con cualquier escritor, pero si luego vemos a ese escritor diciendo en sus redes sociales que no puede llegar a fin de mes, sería bueno replantearnos que hacemos con ese dinero que nos ahorramos en un libro en físico y lo mucho que le cambiaría la vida a ese autor si todos sus lectores de PDF fueran capaces de abonar un 10 % de lo que sale la suscripción a Spotify.

¿Tanto nos cuesta la empatía? Esa es la incógnita que me mueve a escribir este texto.

Hay artistas que hacen sus podcasts, sus comics, sus novelas independientes y tienen miles de personas que lo consumen, en un comienzo porque es gratuito, tal vez pagan una suscripción barata a Spotify para escuchar el podcast, pero el asunto es que lo escuchan. 

Ese programa les da entretenimiento o tal vez los invita a emocionarse o reflexionar y al final de ese programa piden una colaboración.

Es obvio que uno, por amor al arte, puede hacer algo hasta que la realidad le dice que es imposible. Un músico puede hacer canciones hasta que finalmente la vida le dice que no puede invertir más tiempo o recursos, porque está llegando a una edad en la cual ese tiempo y recurso se tiene que destinar a poder sobrevivir. Esa gente dejará de hacer lo que le apasiona y lo más probable es que a nadie le importe, porque internet nos dará otro artista que ocupe su lugar.

Me causa risa ver que en Facebook a cada noticia de un artista de “Género Urbano” los comentarios sean “música era la de antes”. 
Me pregunto cuando fue la última vez que le dieron la oportunidad a algo nuevo, porque bandas que tengan influencias de “la música de antes” son miles, pero no todos tienen el apoyo de una empresa detrás para hacerla llegar a más gente.

Que el arte, es decir, la música, la escritura, el cine, siga teniendo la capacidad de cambiar vidas depende siempre de la calidad de los artistas, de lo genuino que ese artista pude llegar a ser.

Es complicado que un artista sin recursos pueda alcanzar el máximo de su potencial cuando el entorno no es capaz de apoyarlo.

Depende de nosotros, los lectores, los oyentes, los espectadores, que el arte siga ocupando un lugar importante en nuestra vida, y que no desaparezca en algo efímero.




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Otro día de feria

Invitado por la gente de Urano para conocer en persona al tremendo staff y estar presente cuando hicieran las presentaciones de los libros que están por sacar, volví a la Feria Internacional del Libro.

Al igual que el año pasado, los horarios de trenes no me ayudaban, así que tuve que volver a sacar pasajes de micro, que siguen con el cuento del Covid para no tener café o jugo, mucho menos unos alfajores de cortesía para acompañar con el café.

El reloj marcaba 02:00 A.M. del día domingo, cuando me senté, escuché una entrevista de La Negra Vernaci a Mariana Enríquez y luego procedí a dormirme, despertar en la ruta oscura, un poco adolorido de una posición incómoda y luchar por dormir de nuevo hasta llegar a retiro a las 07:00 A.M.

Podré quejarme de la falta de atención arriba del transporte, pero de algo que no me puedo quejar es de la puntualidad que están teniendo.

Bajé en la terminal de noche y me tomé un taxi para ir al departamento de Elo, amigo y colega escritor que se ofreció a darme un lugar donde quedarme durante el transcurso del día y hasta que llegara la hora de tomarme el micro de regreso a Mar del Plata.

Al ingresar me encontré con Rufián, un gato grandote que maúlla cuando lo llamas por el nombre y te mira con ese elegante desdén que tienen los gatos. Rufián tiene una hermana llamada Galleta que me prestó poca atención y se la pasó tirada en el balcón bañada por la luz del sol mientras nos poníamos al día con Elo y esperábamos que abriera un café que se adjudica la creación del "Sandwich de Pavetta".

Fuimos los primeros en ingresar una vez abrieron sus puertas y pedimos algo para desayunar mientras hablábamos de libros, talleres literarios, etc.

Luego volvimos a la "Elocueva" y nos acompañó Rocío, la pareja de Elo que se llama como mi pareja. Tomamos mates, hablamos de libros, de los horrores de la dictadura, de escribir y de la feria.

Al mediodía partimos al destino, pero antes nos desviamos para ir a Wendys, ya que al ser de Mar del Plata siempre me pregunté sobre ese local de comida rápida.

En ese local nos encontramos con Brian Largo, amigo que me acompañó en la feria del año pasado. Nos pusimos un poco al día y luego encaramos para la FIL.

Elo que trabaja como prensa mostró su credencial y yo mostré la invitación para poder ingresar y recorrer ese tramo hasta los pabellones de colores rodeado de distintos tipos de personas.

Recorrimos los distintos puestos e intenté no prestar mucha atención al material que tenían exhibido,  me hice una promesa de no comprar más libros hasta no terminar con mi lista de pendientes y no quiero romper esa promesa.

Me encontré con gente que conocía en redes sociales como Maca (Soy Maca) que me regaló un pequeño bloc con una lapicera para poder anotar, algo que agradecí demasiado (me vino como anillo al dedo para mi viaje de regreso).  Conocí en persona a Meli Corbetto que siempre tuvo palabras amables y en persona es aún más amable. Ella es otra de las tantas personas que sufrió cuando la industria del streaming golpeó a su autora favorita con esas series insípidas que hacen de obras maestras de la literatura. Compartimos el dolor Meli. 

Saludé a Marisa Potes, una de las autoras marplatenses más prolíficas de la costa, que estaba presentando su nuevo libro. Nos reímos de que nos terminamos cruzando en Buenos Aires y no en nuestra ciudad, aunque ambos sabemos que nos cruzaremos en Mar del Plata cuando se haga la feria del libro.

A la tarde fui al evento que me llevó a la FIL y antes de que iniciara me encontré con Aldana (Plumys) que trabaja para la FIL, recomienda libros y tiene el mejor programa de Mar del Plata NerdvsGeek. 

La charla de Urano que dieron Leo Teti y Georgina Dritsos, fue increíble y me emocionó escucharlos hablar con tanta pasión de los autores con los que trabajan. 

Laura Purcell, Rebecca Ross, Jay Kristoff, Mary Mcmyne, Shannon Chakraborty mientras esos nombres iban apareciendo en la pantalla pensé  en lo afortunado que era al tener un contrato con ellos.

Como cereza del postre invitaron a Cris Acevedo (Todas Las Vidas de Eva Ki) autor nacional, para contar sobre el libro nuevo que está trabajando. Conocí a Cris el año pasado y siempre fue alguien que solo tuvo buenos consejos y palabras de aliento. Ojalá el año pasado nos encuentre en eventos juntos.

Terminó la charla y conocí en persona al staff de Urano con el que vengo hablando desde el año pasado y agradecerles en persona por la oportunidad brindada. Si antes me moría por sacar un libro con ellos, después de todo lo que sentí durante esa charla fue una reconfirmación de que mi primera novela, la que empezó todo este delirio de buscar ser un escritor, está en las mejores manos.

Terminada la charla partimos de la feria a un café que estaba cerca y luego volvimos a la casa de Elo donde pedimos una pizza y esperamos a que fuera la hora de partir.

Llegué a retiro media hora antes de la salida del micro y anoté unas ideas rápidas en el borrador que me habían regalado.

Luego me senté en mi lugar, me acomodé y escuché otra entrevista a Mariana Enríquez hasta quedarme dormido.

Llegué a Mar del Plata a las cinco de la mañana y luego de otro último viaje, finalmente me encontré abrazado a mi pareja, intentando lograr dormir por lo menos una hora antes de que la alarma sonara y tuviera que irme a trabajar.

Al igual que el año pasado, esto de la doble vida de Escritor / Empleado Comercio tuvo como resultado un día laboral con cansancio, frío y dolor de cuello.

Claro está, que al igual que el año pasado, lo hice con una sonrisa, sintiéndome un afortunado de estar viviendo todo esto.


Nos vemos luego. 



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Construir Puentes y Abrir Puertas

La industria editorial se ha rebajado terriblemente para otorgarle a King un premio de por vida que anteriormente había recaído en los novelistas Saul Bellow y Philip Roth y en el dramaturgo Arthur Miller. Al otorgárselo a King, no reconocen nada más que el valor comercial de sus libros, que se venden por millones pero hacen poco más por la humanidad que mantener a flote el mundo editorial. Si este va a ser el criterio en el futuro, quizás el próximo año el comité deba otorgar su premio a la contribución distinguida a Danielle Steel, y seguramente el Premio Nobel de literatura debería ser para J.K. Rowling.

Lo que está sucediendo es parte de un fenómeno sobre el que escribí hace un par de años cuando me pidieron que comentara sobre Rowling. Fui a la librería de Yale y compré y leí una copia de "Harry Potter y la piedra filosofal". 

Sufrí mucho en el proceso. La escritura era espantosa; el libro fue terrible. Mientras leía, noté que cada vez que un personaje salía a caminar, el autor escribía en cambio que el personaje “estiraba las piernas”. Empecé a marcar en el reverso de un sobre cada vez que se repetía esa frase. Me detuve solo después de haber marcado el sobre varias docenas de veces. Estaba incrédulo. La mente de Rowling está tan gobernada por clichés y metáforas muertas que no tiene otro estilo de escritura.

El comentario es algo que no es nuevo, siempre en la literatura existió lo que se consideró literatura mayor y literatura menor. La concepción de que toda literatura popular debe tener un valor intelectual pobre y que por lo tanto sería mejor desterrarlo del campo del arte. (Harold Bloom)


Ese artículo es del año 2003, cuando a King se le otorgó un premio a la contribución a las letras. Pensé que 20 años después habríamos evolucionado en amabilidad y respeto respecto a lo que es lo que más me apasiona que es la literatura, eso pensé  y me encontré con esto.

"El problema no es que la gente ya no lea, el problema es la gente que lee." Es lo que dice un tweet y luego sube unas fotos de personas que trabajan de ser "Bookfluencers" es decir, difundir libros que las editoriales les otorgan o en algunos casos compran los libros y difunden porque les gusta hablar de libros.  

Las redes sociales trajeron a las editoriales nuevas herramientas. Ya no es necesario gritar a los cuatro vientos la publicación de una nueva novela en los medios tradicionales cuando existe la figura de un individuo que recomiende la novedad a sus miles de seguidores. 

YouTube, Instagram, Twitter, Tik-Tok, toda herramienta y toda persona que quiera difundir es una buena opción para las editoriales que buscan lo que buscaron siempre, vender. 

El elitismo literario existió siempre, por eso este tipo de postura no me sorprende, lo que si me sorprende es que en 2023 sigamos sin ser capaces de vivir en nuestro propio ghetto literario sin sentir necesidad de atacar al otro, como si se tratara de una guerra de pandillas.

Si la persona que hizo ese tweet solamente quería generar polémica y fama, hizo exactamente lo que debería hacer, la gente de las redes sociales no necesita mucha pólvora para encenderse y el tweet ya se difundió en las redes hasta el punto de que me topé con el por Instagram ya que no tengo un Twitter. 

Vi el hilo, vi las respuestas y me generó lastima que la mayoría de los comentarios estaban cargados de violencia. Algunos me dirán que el tweet en cuestión era violento y  la violencia siempre genera violencia, pero creí que aquellos que encuentra siempre alivio en la palabra escrita estaban por encima de ese nivel .

"Vos de envidioso porque no tenés plata" 
"Vos de envidioso porque no tenés ese éxito"
"Vos de envidioso porque no te pagan"

Comentarios dignos de gente que parece pensar que  el éxito está en el dinero y en el reconocimiento, cuando aquellos autores y autoras que crearon géneros y universos literarios jamás obtuvieron tal éxito y reconocimiento en vida.  

Con 31 años puedo entender que uno mire de reojo a las editoriales que anuncian con bombo y platillo autores muy jóvenes con tramas literarias que parecen gritar a los cuatro vientos "Adaptación de Netflix" y antes de dar una opinión negativa recuerdo que no pasaban más de dos meses de la salida de una novela de King que ya había un contrato con una productora para hacer la adaptación de dicha obra.

Entiendo también el enojo de muchas personas que me dicen "A X lo editan porque tiene miles de seguidores" y pienso en cuando era chico y miraba la vidriera de una librería y veía que el libro de Jorge Rial era un "Bestseller" y me preguntaba ¿Quién carajo leería a Jorge Rial? 

Les recordaría a todos los que ven a este panorama como la muerte de la literatura, que vuelvan a leer el fragmento de lo que escribió Harold Bloom hace 20 años atrás. 

Ser ese crítico negativo es lo peor que podemos ser. Yo pienso que es mejor invertir el tiempo en construir puentes y abrir esas puertas, decirle a esos jóvenes que son tan apasionados por la literatura y los libros de los autores que marcaron el camino de sus autores favoritos. 

Y siempre, pero siempre, celebrar que existan jóvenes que sientan pasión por la literatura. 

Esa es mi humilde opinión.  

Nos vemos luego. 


    
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Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo Importante

    Falta poco para la última elección en Argentina y ya estoy completamente agotado. La incertidumbre de quien va a ganar, más la violencia...