Algo sobre el arte, la vida y otras cosas

No me acuerdo cuando empecé a escribir estas palabras, ni el motivo principal para hacer este texto. Escribir a veces es un poco eso, uno tiene una historia que quiere decir y trabaja en construirla de la mejor manera posible y en otras ocasiones escribir es como un trabajo de arqueología. Es decir, te pones a excavar y no sabes con lo que te vas a encontrar.

Desde ya, es un texto más personal de lo que estoy acostumbrado a mostrar, pero me parece bien contarlo ahora.  

Cuando tenía 13 años jamás le preste atención al presente. Todo lo que hacía eran antesalas a un futuro mejor de lo que estaba viviendo, un futuro que se sostenía siempre con la imaginación y no entender muy bien el contexto de la sociedad en la que vivía. 

Hace poco leí que emprender en el arte es como ir a una feria y jugar uno de esos juegos donde tenés tres tiros para dar en el blanco y ganarte el premio. La clase media tiene los tres intentos para lograrlo o fracasar, la clase alta tiene todos los tiros que quiera y la clase baja son los que trabajan en la feria.

Yo debía ser ese chico que trabajaba en la feria y cuando nadie miraba se robaba un par de oportunidades, porque a pesar de mis limitaciones que tanto ignoré en su momento logré llevar a cabo proyectos que si bien en su momento me parecieron fracasos hoy en día me sorprenden que sucedieran.

A los 16 años era editor de una revista independiente. La hacíamos con unos compañeros de colegio y un amigo personal. Durante un año logramos entrar a recitales con pases de prensa y así conocí a músicos que en ese momento tenía en lo más alto. Además de que entreviste por mail a figuras del Punk que jamás creí que se tomarían la molestia en contestar. Supongo que son los beneficios de siempre haber escuchado música Underground. La revista se sostenía gracias a la publicidad y gracias a la gente que compraba su ejemplar.  

Aprendí el concepto “inflación” ese año que la revista no pasaba un solo mes sin cambiar su valor de tapa.

Cuando costó conseguir publicidad y los costos aumentaron demasiado, decidí que había que parar. Yo no tenía trabajo en ese momento y mi familia no podía ayudarme a costear ese emprendimiento.             

 A los 18 años armé una banda. Ya tenía un trabajo (mal pago) y podía invertir en ensayos y en armar recitales para poder tocar. Éramos jóvenes, no teníamos equipos y todo era muy difícil, sin embargo, gracias a la gente que asistía a los recitales podíamos alquilar equipos y tocar y pasarla bien. Jamás grabamos porque éramos muy chicos para poder costear un estudio de grabación y eso terminó desencantándome. Yo quería grabar, irme a Europa, vivir la fantasía de los artistas argentinos de los 90’s. Pero claro, eran los 90’s y otra economía.

Siempre fue un recuerdo agridulce esa banda, hasta que hace poco el cantante de Thursday vio uno de los recitales en vivo y me dijo que “Le encantó”. ¿Por qué cuento esto? Porque cuando estaba en esa banda yo quería moverme, cantar y gritar como el cantante de Thursday.

 Este tipo de cuestiones en el arte, donde uno siente que no avanza por falta de oportunidades, es decir falta de dinero, es algo que siempre me afectó mucho a nivel personal. Llegado al punto que empecé a ir a terapia a tratar toda esta ansiedad. Es horrible esa sensación de sentir que tenés algo importante que mostrar al mundo y que el mundo no tenga el más mínimo interés en prestarle atención, ¿no?

  El año pasado, finalmente una de esas metas que consideraba imposible sucedió y es que firmé un contrato editorial. Aquello que consideraba imposible se había materializado y la felicidad me duró un día. Luego volví a pensar en el futuro y en todas las cosas que podrían pasar y no pasar, perdí noción del presente y nuevamente me hundí como no lo había hecho en mucho tiempo.

Eso provocó que volviera a terapía y ayudado por eso y a la extrema bondad y compresión de Rocío (mi pareja) hoy en día estoy más centrado en el presente, más agradecido con el pasado e intentando no pensar en el futuro.

 En parte por ser agradecido con el pasado, pensaba en el viaje que fue Senda Sangrienta en su comienzo y gracias a esa novela de Vampiros me animé a escribir este tipo de textos para que me conozcan a través de mis palabras, ya que no soy bueno haciendo una especie de "personaje de Instagram" donde hablo todo el tiempo y les muestro mi día a día, ya que mi día a día es bastante mundano.

Pero me encanta escribir, me encanta que ustedes me lean e interactuar a través de las palabras escritas, por eso cuando dejo el buzón de preguntas siempre contesto con texto.

Ser leído es algo que me hace muy bien y ojalá en algún futuro mi vida sea una rutina constante en la cual me pierdo en las palabras que me interesan escribir, sé que si eso sucede será gracias a ustedes que están leyendo esto.

 Pero mientras el futuro sigue siendo una incógnita y reconozco que a veces le tengo miedo, voy a intentar hacer un plan que me gustaría compartir con ustedes que estoy seguro que también piensan en el futuro y desean una vida relacionada a cualquier tipo de arte, acá les va:

  • Sigan trabajando y no se den por vencidos. Las cosas a veces necesitan tiempo, tal vez demasiado tiempo, y que pase un periodo largo de tiempo en donde sentís que tu esfuerzo no valió la pena, no significa necesariamente eso. Escribí la novela que publicará Urano en 2018, hasta le pagué mi aguinaldo entero a una persona para que la corrigiera pensando que eso haría que ganara algún concurso y nada pasó con esa novela hasta el año pasado que firmé el tan esperado contrato.
  • Si sentiste que lo diste todo y que estás agotado, te recomiendo que a pesar de eso lo sigas intentando. Sabemos con certeza que nada va a pasar, así que tenemos que seguir porque es lo que nos apasiona y es lo que soñamos. Y como diría Sandman ¿Qué sería de los humanos si les quitan sus sueños? Si quieren ver esa versión oscura de la humanidad está el comic y la adaptación de Netflix.
  •  En el arte, uno puede invertir toda su energía y crear algo increíble para el mundo y el mundo decida ignorarlo completamente. ¿Sabes algo? Eso no hace que lo que creaste valga menos, lo importante es que vos consideres que eso es valioso.

A veces, me siento tan tonto en pensar que necesito la validación de alguien sobre mi obra o que sea extremadamente conocida para considerarla buena.

                Pensamientos al azar para finalizar

Tengo una foto de Wes Eisold (Cold Cave, American Nightmare), quien me inspiró a escribir estas palabras. La foto me llegó con la remera que le compré y salió desde Hollywood (U.S.A) hasta Mar del Plata (Argentina). Wes logró vivir la vida de sus sueños a pesar de hacer un arte creado para una minoría, eso me inspira demasiado.

    Gustavo Olmedo (Quemar Un Patrullero, Volumen Brutal) vino a Mar del Plata y me avisó de su llegada. Fuimos a cenar y hablamos un poco de todo. Cosas de la vida, fuimos a cenar al lado de donde estaba la librería donde compré "El Circo Del Rock" hace más de diez años atrás. ¿Qué pensé cuando leí ese libro? Qué bueno sería poder juntarse un día en persona con él y poder hablar de música y de la vida. Hablé de sus logros y aventuras en el posteo anterior por si quieren saber más de él. 

    Terminé de leer "Cuento de Hadas" de Stephen King. Me parece increíble como a la edad que tiene S.K me sigue cautivando más que aquellos autores que hacen material de fantasía y están en boca de todos. No diré sus nombres porque no me gustan en absoluto. Está más que claro que Stephen sigue escribiendo por el mismo motivo que empezó a escribir cuando tenía siete años, porque es su pasión.

  Fuimos con Ro a pasar un fin de semana a a Sierra De Los Padres en la previa de su cumpleaños, fueron días hermosos de pileta y sol que disfrutamos bastante. Agradezco haber insistido en ir, porque al volver me encontré con situaciones a solucionar de las más horribles, es decir, las burocráticas y perdí muchas horas con esos tramites horrendos que te dan ganas de prender fuego el mundo.

Pero bueno, en su lugar prendí fuego el teclado.


Nos vemos luego.


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